«Alerta antiterrorista» en Ceuta y Melilla tras los intentos de asalto a la valla con tácticas militares
El último intento de entrada masiva impidió la llegada de 700 personas a tierras melillenses
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«Alerta antiterrorista» es el epígrafe bajo el que se encuentran los refuerzos policiales en Ceuta y Melilla. Las fuentes policiales consultadas por OKDIARIO definen la situación de los puestos fronterizos de las ciudades autónomas como «de alerta», no sólo por los intentos de asalto, de los que dicen se están produciendo «imitando tácticas militares», sino porque saben que por ahora las fuerzas marroquíes están ayudando al otro lado de la frontera, pero a la mínima relajación de la Gendarmería los guardias civiles y policías nacionales a este lado de la valla se encontrarían con una situación de extrema gravedad. Sólo en el último intento de salto en Melilla calcularon haber evitado la entrada de cerca de 700 personas. Refuerzos policiales patrullan a diario cerca de 40 puntos críticos de seguridad en esa ciudad autónoma.
La situación de Ceuta y Melilla sigue siendo crítica en cuestión de vigilancia de fronteras. Sólo así se explica que el Ministerio del Interior siga derivando recursos policiales que deberían estar en la península a la permanente vigilancia de los puestos fronterizos de las ciudades autónomas. Las problemáticas de ambas fronteras son distintas en origen, pero al final, a los ciudadanos de ambas localidades les afecta por igual.
En el caso de Ceuta las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han detectado al otro lado de la vaya un inusual movimiento de personas, sobre todo muchísimos jóvenes marroquíes, que llegan desde diversos puntos del país tras desatarse una nueva oleada de rumores infundados sobre la apertura de la frontera española en El Tarajal. Así fue cómo se desató la crisis del mes de mayo en la que entre 10.000 y 12.000 personas entraron en Ceuta con la permisividad de la Gendarmería marroquí. De hecho, las labores de vigilancia fronteriza desde el lado español se dividen en dos vertientes desde entonces: vigilar a los potenciales inmigrantes ilegales y también a los policías marroquíes. Hasta ahora, estos últimos no han vuelto a protagonizar las esperpénticas escenas del mes de mayo en las que se les vio abrir descaradamente la frontera a sus compatriotas, pero en el lado español los agentes saben que eso puede cambiar en cualquier momento.
Bulos como reclamo
Por ahora, los agentes marroquíes han evitado en las últimas dos semanas un nuevo asalto importante, con cientos de personas repelidas por su parte, y algunos otros de menor importancia. Sea como fuere el refuerzo de la presencia policial española sigue siendo necesario por varios motivos. En primer lugar, porque la frontera física de Ceuta con Marruecos sigue siendo deficitaria en cuestiones de seguridad. Es una infraestructura antigua cuyas mejoras tecnológicas, como los sensores de movimiento, fallan de manera recurrente tal y como denuncian los agentes allí destinados. Si a eso se le suma que Marruecos decide cuando presionar o no con la presencia de potenciales inmigrantes al otro lado del vallado, la situación de alerta está más que justificada.
Pero si en Ceuta la situación es complicada, en Melilla esas complicaciones se multiplican porque entra en juego la violencia ejercida por los inmigrantes que asaltan la valla de manera recurrente. El último de estos saltos masivos se frustró durante el pasado fin de semana y gracias a la pericia y resistencia de Guardia Civil y Policía Nacional se impidió la entrada de cerca de 800 personas. «Estaban perfectamente organizados y usaban tácticas militares», explicaban fuentes policiales para definir el último intento de asalto a la valla por parte sobre todo de personas de origen subsahariano que se esconden cerca de la valla de Melilla para aprovechar el momento e intentar saltar ayudados por garfios y herramientas artesanales con las que luego, si llegan a saltar y son interceptados, tratan de agredir a los agentes fronterizos españoles.
La violencia es lo que diferencia fundamentalmente la frontera de Melilla con la de Ceuta. El pasado mes de julio, en uno de los asaltos más violentos a la valla, seis agentes y 20 inmigrantes ilegales acabaron heridos de diferente consideración en un salto de unas 200 personas. La presencia policial en Melilla se ha visto reforzada con 30 agentes de las Unidades de Intervención Policial que cada 15 días viajan desde la Península para reforzar la vigilancia y el control del vallado, pero no sólo para eso.
Ceuta y Melilla se encuentran en especial alerta antiterrorista desde que se han convertido en lugares especialmente vulnerables. Entre Interior y los agentes que se encuentran allí desplegados se han establecido una serie de controles diarios que abarcan unos 40 puntos de interés. Las fronteras siguen cerradas, así que los controles de documentación son ahora una herramienta inútil para detectar este tipo de riesgos. Cualquier inmigrante ilegal que salte uno de los vallados puede ser una persona luchando por un futuro mejor o un peligro potencial para la seguridad del país. Los agentes españoles que se encuentran allí son la primera línea de defensa que marca la diferencia entre localizar una situación o la otra.